Señor, en este mundo
de corazones apagados,
ojos que se cierran
y pies que se arrastran,
¡enciende,
abre,
mueve
nuestra vida!
Prende una vez más
tu llama en nuestro corazón,
lava y despega nuestros ojos,
haz que el mundo se quede pequeño
bajo nuestros pies.
Vuelve a salir a nuestro encuentro,
para que, contigo y por tu amor,
seamos misión que
encienda,
abra,
mueva
la vida de los demás,
como tú haces con la nuestra. Amén