El camino
hacia la Cruz es el itinerario que como cristianos hemos decidido seguir. No es
un camino fácil, porque no siempre somos capaces de reconocer nuestra propia
cruz, porque es pesado cargar con ella, porque nos duele mirar las cruces de
otros… Jesús nos marcó una ruta, y cada alto en el camino es una
parada necesaria que nos tiene que ayudar a mirar de frente la soledad, la
traición, la condena, el dolor, el sufrimiento, la responsabilidad o la ayuda
dada y recibida. El camino de la Cruz es un camino que nos habla del encuentro
y el consuelo, de la promesa y la entrega. Hacer el Vía Crucis hoy es una
posibilidad de encuentro, de vencer la tentación de mirar hacia otro lado, pero
también de aceptar y llevar nuestra propia Cruz, incluso la opción de ayudar a
otros a cargar con la suya. Reconocer las cruces de nuestro mundo y rezar por y
con los crucificados. Ser conscientes de que en nuestro camino también dejamos
huellas, pistas que pueden ayudar o despistar a otros.
Ahora que encaramos la recta final de la Cuaresma, queremos
invitarte a orar y a hacer juntos el recorrido hacia la Cruz a través del Vía
Crucis elaborado entre varios compañeros y compañeras de CVX en España y que
puedes consultar aquí.