Mirad a mi
siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi
espíritu, para que promueva el derecho en las naciones. No gritará, no clamará,
no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pabilo vacilante
no lo apagará. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará,
hasta implantar el derecho en la tierra, y su ley que esperan las islas. Así
dice el Señor Dios, que creó y desplegó el cielo, afianzó la tierra con su
vegetación, dio el respiro al pueblo que la habita y el aliento a los que se
mueven en ella. Yo, el Señor, te he llamado para la justicia, te he tomado de
la mano, te he formado y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones.
Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión y de
la cárcel a los que viven en tinieblas.
Isaías 42, 1-7