El fin de semana del 17-18
de noviembre tuvo lugar en el Centro Vedruna de Valladolid un encuentro-retiro
de las comunidades locales que forman el territorio de CVX en Castilla: Burgos,
Madrid (Caná, Galilea y Padre Arrupe), Salamanca y Valladolid. El retiro se
articuló en torno a tres bloques conectados entre sí: “Soñando juntos la
comunidad”, “Las llamadas de CVX” y “¿Desde dónde responder?”.
La mañana del sábado (“Nuestra
visión compartida sobre la comunidad”) tuvo un
ritmo trepidante (fruto, posiblemente, de la numerosa presencia de los
“jovencísimos” miembros del CPA de Madrid: aquí, póngase un emoticono de los de
sacar la lengua y guiñar un ojo…). Después de escuchar un profundo testimonio
personal de cómo una de nosotros vive su ser comunidad en lo cotidiano, tuvimos
un pequeño rato de oración personal con unos puntos cuya petición fue la misma
de la Asamblea mundial (“Mayor profundidad e integración en la vivencia de
nuestro carisma CVX en el mundo de hoy”). Tuvimos después reuniones en grupos
pequeños, para compartir breve y muy ágilmente (¡teníamos “tres minutos por
persona”, según dijo la coordinadora de uno de los grupos…!). En el plenario
con el que se cerró la mañana formamos una gran alfombra con las palabras que
resumen nuestra visión compartida sobre lo que somos y queremos ser (“universalidad,
agradecimiento, apertura, sustento, acompañar, devolver, discernimiento,
espiritualidad” quedaron en el suelo expuestas ante todos).
La tarde (“Las llamadas de CVX”) atesoró
tres momentos importantes. Primero, escuchamos de tres miembros de cada uno de
los equipos nacionales (misión joven, familia, migraciones) lo que han hecho y
hacen en estos momentos, y tuvimos un tiempo para compartir en grupos pequeños
al respecto. El segundo momento, en plenario, consistió en escuchar a José
María Galán hablarnos sobre la Asamblea mundial del verano pasado y a Cecilia
Martínez exponiendo muy resumida y clarísimamente
del proceso que ha cristalizado en el proyecto Diakonía y cómo nos encaminamos con
él a la Asamblea nacional de Pamplona 2019. El tercer momento fue la
eucaristía, preparada por la CVX en Valladolid y presidida por nuestro
asistente nacional, José Yruela sj, donde Dios siguió “trabajando al sujeto
personal y colectivamente” (¡incluso mediante ejercicios de danza contemplativa…!)
para servir mejor como comunidad. Muchos niños en la eucaristía, muchos
compañeros de CVX en Valladolid que vinieron a celebrarla con nosotros:
¡gracias!
La mañana del domingo el grupo fue menos numeroso, y
mayoritariamente salmantino, además: por una parte, muchos madrileños y
burgaleses viajaron de vuelta a sus ciudades el sábado por la noche; por otra,
para la CVX en Salamanca este retiro común sustituyó a su tradicional retiro de
otoño), pero el ritmo y la intensidad no decayeron…: trabajamos la
disponibilidad personal (“¿Desde dónde responder?”) con
un rato más largo de oración contemplando el llamamiento del Rey Eternal de
EE.EE., seguido de reuniones en grupos pequeños y un plenario para poner en
común lo que sentimos como lastres y ataduras personales y comunitarios que nos
dificultan las respuestas.
La evaluación in
situ del retiro (concentrada en torno a dos cuestiones –“¿cómo me siento?”
y “¿a qué me lleva?”) nos dejó listas llenas de palabras como “movido,
agradecida/o, comunidad, ilusionado/a, retado, esperanzada…” y “a
comprometerme, comunicar, transmitir, confiar, ser eficaz, caminar,
responsabilidad…”.
Por último, este retiro “exprés” tuvo de bueno el que
vivimos un ejemplo práctico y cercano de “unión de ánimos” con nuestro Consejo
Nacional, reunido -y trabajando duramente, nos consta- allí en esos mismos días.
Estuvimos, unos y otros, “cada quien a lo suyo”, pero todos trabajando y
rezando por y para vivir nuestro carisma más profunda e integradamente en el
mundo de hoy. Y otro fruto inesperado e iluminador: los que nos quedamos a
dormir tuvimos también la suerte de tener un recordatorio en vivo y en directo
de la universalidad de la Iglesia (y nuestra llamada a trabajar con otros):
compartimos comedor, conversaciones y espacios con un grupo de religiosas
Carmelitas de la caridad Vedruna indias y japonesas que comenzaron a llegar a
partir del sábado por la tarde para estar reunidas allí varios días.
En fin, seguro que prácticamente todos salimos de
Valladolid agotados, pero contentos y con ganas de más… (¡y menos mal si así
fue, porque nos esperan meses de fichas de Diakonía, preparación de Asamblea y,
sobre todo, vida comunitaria para regalarnos a otros…!).
Adelaida Andrés, CVX en Salamanca