Los sacerdotes y religiosos de la Diócesis de
Salamanca, representados en el Consejo Presbiteral, reunido en sesión ordinaria
el lunes 12 de noviembre de 2018 en la Casa de la Iglesia, acordamos manifestar
a todos, diócesis y ciudadanos, la siguiente reflexión:
- Lamentamos profundamente los abusos sexuales a menores que algunos hermanos sacerdotes hayan cometido a lo largo de estos años.
- Pedimos perdón por ello especialmente a las víctimas que han sufrido en primera persona los abusos y han visto rota su vida. También a sus familias y a la sociedad entera. Reconocemos que es un escándalo y asumimos como propio el dolor causado y sinceramente pedimos perdón. Deseamos que nunca más vuelva a suceder y pedimos a todas las víctimas, que denuncien abierta y claramente los hechos, que aporten las pruebas correspondientes ante el juzgado (civil o eclesiástico) y que no callen ni guarden silencio.
- Además de los procesos civiles, la Iglesia tiene procesos de esclarecimiento, de enjuiciamiento y, si procede, de condena y reparación de los hechos. Los últimos papas los han potenciado y fortalecido.
- En nuestra diócesis, nuestro obispo Don Carlos ha iniciado alguno de estos procesos cuando ha habido denuncias presentadas y ha actuado con absoluta corrección, conforme a derecho, con honestidad e integridad, con paternal acogida a las víctimas y con la actitud de discreción y respeto que estas cuestiones exigen. Como presbiterio, respaldamos su actuación y expresamos nuestra comunión con él, y queremos que de ella participe todo el Pueblo de Dios en Salamanca.
- Las publicaciones de casos de abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes han generado inquietud y desconcierto en la comunidad diocesana, por eso nosotros invitamos -siguiendo el ejemplo de Jesús- a vivir la misericordia y la compasión con todos, sin que con esto se rebaje la justicia y haciendo con humildad una lectura lo más objetiva posible de los hechos, buscando la verdad.
- Reconocemos la necesidad urgente de crear una cultura que respete la dignidad de todas las personas especialmente de los más débiles e indefensos, tarea que nos involucra a todos en la Iglesia y en la sociedad.
- Invitamos a los católicos de Salamanca a vivir estas experiencias con humildad y con fortaleza cristiana.
En Salamanca, a 12 de noviembre de 2018.