LA LLAMADA


Sinopsis
María y Susana van a un campamento de verano en la sierra de Segovia con más intención de salir por las noches que de sumarse a las actividades que las madres y hermanas religiosas les ofrecen. El conflicto comienza cuando, por castigo por una de sus salidas nocturnas, se quedan en el campamento junto a la madre Bernarda y la hermana Milagros y tienen que obedecerlas. Las jóvenes están enfadadas entre sí, porque cada una está sintiendo un movimiento interior que le rompe todos los esquemas. Las religiosas se preocupan de la conversión de éstas a través de la música religiosa de principios de los años 80. Todo cambia cuando María no aguanta más y confiesa que Dios se le aparece por las noches cantando canciones de Whitney Houston.
 
¿Por qué ver La llamada?
Vaya por delante que no es una película para todos. Hay que ir con disposición de bromear, sabiendo que en algunos puntos tiene un toque gamberro, y que hay quien se puede sentir un poco incómodo con cómo utiliza algunas cuestiones religiosas. Sin embargo, tras ese envoltorio, que puede resultar transgresor, ofrece muchos puntos bien interesantes para una reflexión sobre la vocación y el acompañamiento. Es una película que puede ser especialmente útil para un cine-forum entre agentes de pastoral. ¿Por qué verla, entonces?
  • Porque nos sigue haciendo falta el sentido del humor, y para aquellos que siendo cristianos piensan que la fe es aburrida esta es una buena manera de soltar un par de carcajadas; incluso aunque sea desde los tópicos.
  • Por el género semimusical que, con las letras de las canciones subtituladas, nos invita a seguir el mensaje, sin quedarnos sólo en la música. Y como sucede con la Biblia, que es un mensaje de hace años y sigue sirviendo para nosotros hoy, lo mismo pasa con la música de Whitney Houston o el tema de Leiva creado para la ocasión.
  • Porque es una buena adaptación de una obra de teatro de éxito, con gran acierto en el cuarteto de actrices protagonistas, y diálogos llenos de ingenio y sentido más allá de su aparente ligereza.
  • Porque muchas veces cuando nos hablan de vocaciones, suelen ser relatos planos y haciendo referencia al pasado, pero con la película se ve la actualidad que sigue teniendo Dios.
Para pensar
  1. La idea principal de la película es que estas cosas siguen pasando, pero tenemos que actualizarlas y personalizarlas. No digo ni dulcificarlas ni modificarlas, sino actualizarlas. Dios sigue llamando a personas para que le sigan desde la vida religiosa. Pero si llamada es personal, la respuesta también tiene que serlo. El problema es que normalmente Dios no nos habla tan claro como en la película ¿Cómo sabré que me está llamando?
  2. Los que conocemos un poco estas cosas de la vocación, aunque sólo sea en primera persona, podemos echar de menos en la vocación de María el momento de miedo que te hace pensar en huir, pero más allá de eso la película plantea y plasma los momentos típicos de la vocación y es gracias a Susana cuando María sabe cómo responder a Dios. María tiene claro qué quiere responder: Sí (evidentemente). Pero ¿cómo tengo que hablarle a Dios? ¿Tengo que rezar igual que el resto de cristianos o tendré que buscar mis propias palabras?
  3. La idea de que la oración no es algo ajeno a la propia manera de expresarse, sino que cada uno tiene que encontrar su propia forma de orar, es también provocadora.
  4. Los nombres de los personajes no son casualidad. No es casual que María sienta la vocación y no entienda nada, ni que la madre Bernarda (san Bernardo, doctor de la Iglesia fue un gran impulsor de la vida monástica y el canto gregoriano) sea quien le diga que tiene que rezar con los textos de la Biblia en una mano y en la otra los cantos litúrgicos. No es casual que Milagros sea quien tiene reacciones impresionantes. Ni es casual que Susana (Lc. 8, 3) sea quien ayude con todo lo que puede a María para que pueda responder a Dios. ¿He rezado realmente con mi nombre alguna vez para que, de manera, sea Dios quien como a María me diga te quiero?
  5. Quizás una de las situaciones más complejas y duras (tras la apariencia amable del personaje) es la de Milagros. Representa algo muy común. Esa sensación, a mitad de camino, de no encontrar fuerzas o motivos para seguir. La nostalgia de lo que se dejó atrás. El intento de volver a los 18 años, seducido por lo que uno ve en quienes están en esa edad. ¿Crees que acierta o se equivoca? Aunque el desenlace de la historia de Milagros pueda remover de las butacas a algún que otro espectador, estas cosas también han pasado y siguen pasando. Pero también es una ayuda, no tanto para quienes no saben qué quiere Dios de ellos, como para quienes ya hemos hecho una elección de vida y tenemos que examinar si la vamos actualizando o nos hemos quedado en un bonito recuerdo de hace muchos años.
  6. Hay un momento en que Susana planta cara a Milagros diciéndole que no les pida razonar, cuando ellas (las más jóvenes) solo se mueven por emociones. Para quienes nos dedicamos a la catequesis de otros nos puede servir mucho esa reflexión. Con sus propias palabras le está diciendo que no les pida imposibles, pues como adolescentes su manera de funcionar no es todavía la de un adulto, por mucho que se quiera. ¿No será más constructivo y evangélico que dejemos en nuestra pastoral que sean libres para equivocarse, y aunque lo hagan no dejemos de estar acompañándoles?
  7. Otro guiño para los agentes de pastoral. esa madre Bernarda que aún mantiene el radio-cassette y la cinta de hace años. Porque "siempre ha sido así". ¿Es posible cambiar?
Publicado en Pastoralsj