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Imagen: Santísimo Cristo de la Humildad - Salamanca, que procesionó por primera vez el pasado Sábado de Pasión |
Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, en
quien me complazco. He puesto mi espíritu sobre él, manifestará la justicia a
las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña
cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará. Manifestará la
justicia con verdad. No vacilará ni se quebrará, hasta implantar la justicia en
el país. En su ley esperan las islas. Esto dice el Señor, Dios, que crea y despliega
los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, da el respiro al pueblo que
la habita y el aliento a quienes caminan por ella:
“Yo, el Señor, te he llamado en mi justicia, te
cogí de la mano, te he formé e hice de ti alianza de un pueblo y luz de las
naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la
cárcel, de la prisión a los que habitan en tinieblas”.
Isaías 42, 1-7