El pasado sábado 28 de octubre la
Comunidad de CVX en Salamanca se desplazó hasta Covilhã (Portugal) para pasar un día junto a la CVX
Beira Interior y compartir cómo queremos ser Sal y Luz en nuestro mundo. Esta era la segunda vez que las dos
comunidades se encontraban, el año pasado, lo hicimos en Salamanca. Ya nos
vamos conociendo, creando y afianzando los lazos de cariño.
Tras poco más de dos horas de
viaje, llegamos a Covilhã,
en plena Serra da Estrela y allí nos estaban esperando con un café y unos
aperitivos variados. Tras las presentaciones nos tenían preparada una visita
por la ciudad y poder conocer el Arte urbano que gracias a los distintos
festivales del WOO han convertido esta localidad en un lugar singular donde la
arquitectura típica de la zona se mezcla con los murales que han ido realizado
distintos artistas. Pinturas que hablan del pasado, la ecología, las leyendas de
la zona... y que suponen también un
nuevo aliciente para conocer esa ciudad.
A la vuelta teníamos preparada la
comida, lo propio de cada sitio, el bacalao y el hornazo, el arroz y el
embutido, porque así queremos ser, personas que ponen en la mesa lo que tenemos
y compartirlo. Entre risas, bromas, ¡qué rico está el bacalao!, ¡qué buena
pinta tiene ese jamón!, “prueba este postre” ... pasamos la comida y la
sobremesa. Y así llegaba el tiempo de compartir la oración. Días antes, y como
preparación al encuentro habíamos estado orando con Mt. 5, 13-16 “Vosotros soy
la Sal de la tierra” y es que el reto es ese, ser sal y luz, a la portuguesa y
a la española, al modo de ser de CVX que quiere dar respuestas hoy a nuestro
mundo. En pequeños grupos compartimos nuestros sueños, nuestras propuestas de
hacer más encuentros (retiros, EE.EE), de juntarnos para celebrar, compartir
recursos de formación...
Y tras la oración la Misa, que
terminó poniendo nuestra luz a los pies del Sagrario sabiendo que solo podremos
irradiar luz si nos dejamos iluminar por el Señor.