Ponerse en ruta es salir de nuestro propio querer e interés, es dejar
nuestra zona de confort y salir al encuentro del otro y del Señor.
Del 12 al 16 de abril se celebró en Salamanca la Pascua, en la que se
reunieron más de 100 personas entre niños, jóvenes profesionales y familias
jóvenes que tuvieron la oportunidad de vivir y celebrar juntos la Pasión,
muerte y Resurrección del Señor.
Esta experiencia, ofrecida por la Compañía de Jesús, las Hijas de
Jesús y CVX ha sido un tiempo de encuentro, de sanación, de dejarnos tocar por
la Vida que, como la primavera, brota en cada esquina del Camino.
Encuentro entre CVX y los que no lo son; entre hombres y mujeres de
casi toda España, muchos hasta entonces desconocidos pero que han podido crear
una verdadera comunidad en ruta;
encuentro entre miembros de la familia ignaciana que desde un sentir común son
capaces de construir un proyecto ilusionante; pero sobre todo con el Señor
muerto y resucitado que sale a nuestro encuentro y toca nuestro corazón. Y de
esa forma nos sana, nos reconcilia y nos envía al Mundo para dar fruto, y fruto
en abundancia.
Ahora ya estamos en nuestra Galilea particular, pero hemos vuelto
transformados, con el corazón lleno de nombres y con la confianza de que la
alegría de la Resurrección, la verdadera alegría, nos hará permanecer en ruta.
Y desde Galilea, es tiempo
de agradecer. En primer lugar al Señor, que ha estado grande con nosotros, pero
también a todos los que desde Sevilla, Córdoba, Cabra, Albacete, Barcelona,
Bilbao, Donostia, Valladolid, Béjar, Madrid y Salamanca han participado.
Gracias al equipo de preparación; a José Yruela sj por los puntos para la
oración de cada mañana, a los monitores de la Pascua Infantil, a la Parroquia
de El Milagro de San José y a la
comunidad de servicio, integrada por miembros de la CVX en Salamanca, por
enseñarnos, con su alegría y disponibilidad, a hacer realidad el en todo amar y servir.
¡Nos seguimos encontrando en el Camino!