¿Quién no ayudaría a Jesús como hizo el Cirineo llevando la cruz en un
momento en que está siendo injustamente ajusticiado y terriblemente torturado?
Estoy seguro de que ninguno de nosotros dudaría al echarle una mano. Pero
claro, ¡Qué fácil es decirlo ahora que sabemos el final de la historia en que
nos salvaría y resucitaría! ¡Que sabemos que Jesús sí que era buenísima persona
y ayudaba a los más necesitados! Nosotros llegamos con la tranquilidad del que
sabe lo que va a pasar…
El Cirineo en cambio igual sólo había oído hablar de Jesús de pasada,
o ni eso; Jesús nunca lo habría ayudado, es más, lo más probable es que ni lo
conociera, que sólo viera al volver del campo a un montón de gente pidiendo que
ajusticiaran a un traidor, y que cuando la guardia vio a un hombre fornido le
ordenara que ayudara al condenado para evitar que se desvaneciera antes de la
tortura final en la cruz, y lo hizo, sí, por miedo a las consecuencias si no lo
hacía y no como gesto de amor como en ocasiones le recordamos. ¿Eso le hace
peor persona? Por supuesto que no, sean cuales fueran los motivos optó por
socorrerle. Y ya padeció las posteriores burlas de la gente por ayudar a un
vulgar “ladrón”.
Jesús nos decía “Si amáis a los
que os aman, ¿qué mérito tendréis?, pues también los pecadores aman a quienes
les aman. Y si hacéis el bien a quienes os hacen el bien, ¿qué mérito
tendréis?, pues también los pecadores hacen lo mismo. Y si prestáis a aquellos
de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tendréis?, pues también los pecadores
prestan a los pecadores para recibir otro tanto.” (Lucas 6, 32-34)
Teniendo estas palabras de Jesús presentes te pedimos que hagas un
ejercicio de contemplación, mires a tu alrededor y pienses 3 situaciones en las
que hoy en día haya gente que conozcas o
no y que está haciendo el mal, algo que no te gusta, algo terrible. En un
momento determinado están siendo vapuleados “y con razón”. (Date un minuto)
Ahora llega un momento determinado en que un tercero te pide que le ayudes. ¿Y
si ese tercero, ese “soldado” que te pide que socorras al indefenso “que no se
lo merece” fuera nuestro Dios Padre-Madre? Tú tienes libertad plena de ayudarle
(no como el Cirineo). ¿Qué haces? ¿Te
escondes entre la multitud? …
¿Eres capaz de amar a quien no te ama, perdonar a quien no te perdona,
ayudar a quien no te ayuda, compartir con quien no comparte contigo?
Estamos camino del Gólgota y Dios me pregunta… ¿Qué mérito tienes?
Josu Beaskoetxea y Aitor Arbaiza, CVX Arrupe Elkartea