“Cuando un hombre descubre sus faltas, Dios las cubre. Cuando un
hombre las esconde, Dios las descubre, cuando las reconoce, Dios las olvida”.
San Agustín
Ahora que se acerca la semana santa, nos paramos hoy delante de la
tercera caída de Jesús. Mirando un poco el testimonio de Jesús nos preguntamos
¿qué puede decirnos esta tercera caída a cada uno de nosotros? Me viene a la
mente cómo muchas veces en mi vida caigo, fallo, me alejo queriendo o sin
querer de Dios, una y otra vez… pienso en nuestro mundo que ve cómo muchos
“crucificados” caen y sufren diariamente y en lugar de acompañarles, les
dejamos solos. En la tercera caída Jesús se debió sentir muy solo, ¿me siento
yo así a veces? ¿intento acompañar a aquellos que “caen” continuamente por las
dificultades de la vida? Mira a Jesús ahora en esta situación de dolor y
sufrimiento y descubre a Dios encarnado.
Jesús, con su debilidad, fortalece nuestra fragilidad.
Las caídas de Jesús pertenecen al misterio de nuestra fe, un Dios
que se hace hombre y sufre con y por nosotros. Ha entrado en la debilidad de
nuestra vida, y nos ha mostrado que es posible levantarse y continuar
caminando. Nos ha enseñado que el servicio y la bondad es el arma con la que se
vence a los poderes de este mundo. Jesús en tierra, sufriendo, es capaz de
acompañarnos en las dificultades de nuestra vida. Jesús nos muestra cómo ante
las dificultades tenemos que “agarrar” la cruz, cuidar la fe, dejar espacios a
Dios en nuestra vida, y solamente así conseguiremos levantarnos. Porque Jesús
nos muestra que nunca nos dejará solos.
Señor, enséñanos a confiar más en ti, a descubrirte en las “caídas”
que tenemos en nuestra vida, enséñanos a saber apoyarnos en Dios para poder
levantarnos y poder seguir caminando, porque solamente tú, Jesús, Dios con
nosotros, puedes darnos las fuerzas necesarias para levantarnos una y otra vez
ante las dificultades de la vida. Ayúdanos a saber escuchar tu voz, a
descubrirte como “el camino, la verdad y la vida”, a confiar en que si te
seguimos “no caminaremos más en la oscuridad, sino que tendremos luz de vida”.
Alejandro Asenjo García-Valdelacasa, CVX Padre Arrupe - Madrid