Jesús, cuando llegó su hora, no retrocedió ante la cruz, cargó con
ella y la convirtió en señal de esperanza y de salvación.
Sin embargo, a nosotros nos cuesta cargar con nuestras cruces y
aceptarlas. En los momentos de dolor o sufrimiento, fácilmente nos sentimos perdidos
y nos solemos alejar de Ti. Nos revelamos ante nuestras limitaciones y
preferiríamos que no existieran, que las cosas fueran sencillas. Además, no nos
gusta meternos en complicaciones, es mejor pasar desapercibidos, ya tenemos
bastante con lo nuestro.
Al revés que nosotros, Tú viniste al mundo y te hiciste hombre para
pasar por donde nosotros no queremos pasar: por la angustia, por el
sufrimiento, por la misma muerte. Cargas sobre tus hombros nuestros problemas y
nos enseñas a no vivir en la desesperanza. Con Tu ayuda, podemos intentar mirar
con otros ojos los momentos difíciles y sentir que cargar con la cruz es
abrazar la vida. La cruz, entonces, se hará más ligera.
Toñi Zapata y Pepe Abad, CVX en Zaragoza
Oración: “Cómo cargar con la cruz” (fragmentos)
¿Cómo encarnar,
sin sucumbir al miedo,
verbos difíciles
que hablan de renuncia,
de sacrificio,
de entrega?
¿Cómo cargar con la cruz
ingrata, austera, desnuda
que a veces te sepulta
bajo su peso insoportable?
Pero Tú vuelves fecundo
el suelo antes estéril.
Contigo y a tu manera,
echan raíz
las historias enterradas,
y brota un árbol frondoso,
cuyos frutos saciarán mil hambres.
José Mª Rodríguez Olaizola sj