MARÍA, MADRE DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS


Joven, frágil, habitante de un pueblo gobernado por un imperio extranjero, embarazada sin conocimiento de su prometido, que sabe desde el principio que lo que sus entrañas albergan no es su propiedad, emigrante forzosa dando a luz a la intemperie, madre sabia que anima a su Hijo a comenzar su misión en una boda, que lo acompaña con su presencia y oración, seguidora fiel hasta el final donde la profecía se hizo verdad al ver a su Hijo crucificado, “una lanza te traspasará el corazón”, recibir la misión de ser Madre por boca de Jesús, la incertidumbre de un sepulcro y la inmensa y definitiva alegría de saber que su Hijo vive.
A María, Madre de toda la Compañía de Jesús, nos acogemos y ofrecemos los miles de compañeros jesuitas y colaboradores para que de su mano nos ponga cada día con su Hijo, Jesucristo. A ella presentamos a toda la humanidad sufriente para que interceda por ella y la proteja.