España ocupa el primer lugar en el triste ranking de los países con
más ediciones de Gran Hermano, y son numerosos los programas parecidos que
triunfan en nuestra parrilla televisiva. Ahora llega “Quiero ser monja”, un docu-reality que
próximamente emitirá una famosa cadena televisiva, copiando la idea de un
programa similar que se emitió en Estados Unidos. Se trata de grabar durante
seis semanas a cinco chicas que se están planteando la vocación religiosa.
En un país donde tiende a triunfar todo lo que sea meterse en la vida
de los demás seguro que “Quiero ser monja” consigue buenas cifras de audiencia:
unos simplemente se asomarán al convento por la simple curiosidad de saber qué
hacen chicas jóvenes aparentemente “normales” en ese mundo que les parece
rancio y desfasado. Otros, quizá movidos por sano interés, quieran saber qué
hacen esas mujeres que, habiendo renunciado a tanto, parecen felices. La vida
religiosa siempre ha cuestionado.
Pero ya sabemos lo que la televisión busca y no sé si la vida cotidiana de una comunidad de monjas satisfará esos deseos. La vida religiosa no tiene éxito en un mundo en que se valora tanto el "postureo". El sabio Principito de Saint-Exupéry ya nos decía que "lo esencial es invisible a los ojos", así que no sé si lo que realmente es bello de la vida religiosa se puede transmitir por televisión. Veremos.
Javier Montes sj en Pastoralsj