Al
encender estas cuatro luces, en el último domingo de Adviento, pensamos en
ella, en María, tu madre y nuestra madre. Nadie te esperó con más ansia, con
más ternura, con más amor. Nadie te recibió con
más alegría. En sus brazos encontraste la cuna más hermosa. También
nosotros queremos prepararnos así: en la fe, en el amor, en la misericordia.
¡Ven, Señor Jesús!