Nuestra pertenencia a la CVX es un camino que expresa nuestra
identidad como seguidores de un proyecto mayor a nuestra propia vida, y más
grande que nuestras propias limitaciones y apegos. La anterior carta de la
presidencia (Octubre 2014) pretendió hacer llegar una invitación a todas y
todos los miembros de la CVX para profundizar dicha identidad, y reflexionar
sobre el llamado fuerte y claro de nuestra Asamblea de Líbano para llevar lo
mejor de nuestra espiritualidad hacia fuera de nosotros mismos. Mediante esta
carta de la presidencia del 2015 queremos compartirles cómo estamos soñando el
futuro desde el rol de servicio que como Consejo Ejecutivo Mundial hemos
recibido de ustedes, y que con limitaciones, pero con muchos talentos y deseos
de servir a nuestra misión estamos realizando, basados en las recomendaciones
de nuestra pasada Asamblea que hemos orado mucho comunitariamente.
Imaginen que tienen ante ustedes una “rosa de los vientos”; sí, uno de
esos hermosos juegos que son como una “rueda” y que se componen de múltiples
secciones ordenadas una al lado de la otra, usualmente de distintos colores, y
la cual al recibir el viento, o un buen soplo, comienza a girar de manera
armónica, casi musical, convirtiéndose en un solo cuerpo en movimiento y
unificándose toda la diversidad de colores en uno solo. Es la imagen que les
compartimos en el Anexo de nuestro “Proyectos nº. 162”, y que les presentamos
una vez más aquí.