Estamos invitados a vivir la
cuaresma como un tiempo de liberación. Estos días tenemos la oportunidad de
experimentar un modo de entender la vida en total libertad. Pueden ser escuela
para el resto de los tiempos. La limosna, la oración y el ayuno no son cargas
pesadas sobre nuestras espaldas que ahora tocan y que podemos olvidar dentro de
unas semanas. Son una auténtica revolución y alternativa para vivir con
sentido. Dame, Señor, un corazón dispuesto a acoger tu invitación y a
permanecer en ella.