Danos entrañas
de misericordia ante toda miseria humana, inspíranos el gesto y la palabra
oportuna frente al hermano solo y desamparado, ayúdanos a mostrarnos
disponibles ante quien se siente explotado y deprimido.
Que
tu Iglesia, Señor, sea un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia
y de paz, para que todos encuentren en ella un motivo para seguir esperando.
Acuérdate también, Padre,
de nuestros hermanos que murieron en la paz de Cristo, y de todos los demás
difuntos, cuya fe sólo tú conociste; admítelos a contemplar la luz de tu rostro
y llévalos a la plenitud de la vida en la resurrección.
De la Plegaria Eucarística Vb