“Donde
Dios canta” es una experiencia de oración y reflexión a través de la música,
organizado por la CVX en Salamanca y la
parroquia del Milagro de San José (Jesuitas – Salamanca) dentro de las
actividades incluidas en la celebración del Año de la Fe. Fue llevada a cabo en
la escuela de música Sirinx, y participamos 16 personas, de 10:30 a 14:00 de la
mañana del día 2 de marzo.
Todos
tenemos, de una u otra manera, una relación con la música en nuestra vida.
Somos música, y ésta también nos envuelve en el día a día. Las sensaciones que
se encuentran cuando escuchamos o ejecutamos piezas musicales son profundas,
provienen desde muy dentro. Es intangible y muchas veces indescriptible. La
música es y te hace y la música no es para algo sino que es por sí misma.
En
la música hay una espiritualidad y una trascendencia que encaja y conecta
perfectamente con cualquier persona y con Dios. Nos ayuda a conectar con Dios y
con su tonalidad. La música nos salva. La música y la letra de una canción provocan,
en muchas ocasiones, que nos dejemos llevar y abramos el corazón, que seamos
receptivos dejando la puerta abierta a cualquier sensación y emoción. Y nos
lleva a escuchar serenos lo que Él nos quiera decir y hacer en nosotros. Y
también, por qué no, nos lleva a ser emisores y transportadores de su música y
su palabra.
En
esta experiencia tratamos de abrir una vía directa de unión con Dios a través
de la música. Plantearlo desde quiénes somos y conocernos. Comprobamos, en un
primer acercamiento, que la música no es sólo de los músicos sino de cualquier
persona, que es genial una buena ejecución pero que mucho más importante es la pasión,
que esa pasión nos transforma y que ese contacto con Dios a través de la música
no nos deja indiferentes y nos toca en lo más profundo. A continuación
realizamos una práctica dejándonos llevar por la música con la voz y el movimiento,
conocimos otras experiencias de música y oración, reflexionamos y compartimos
en grupo y acabamos orando con una canción.
Nos
ayudó a cambiar el enfoque de lo que hacemos con la música en nuestras vidas y
en nuestras actividades, situándonos de diferente manera. Es un tema sensible
en todos nosotros y está activo. La experiencia resultó liberadora y había en
todos los asistentes una necesidad de compartir esas sensaciones y este
encuentro nos ayudó a hacerlo. La novedad del formato fue importante y fue una
gran sorpresa y clave para la experiencia la participación e ilusión de los
participantes. Se denotaba en todos una necesidad de tener un espacio para compartir.
Y había mucho deseo de continuar en algo más.
Sigamos
tocando, cantando, disfrutando con la música. Y demos gracias al Señor por cada
nota con pasión que pone en nuestras vidas, iluminándonos nuestro camino.