SÁBADO SANTO

 
Imagen: Engino G. Weinert


Vagaba en medio de brumas, veía formas vagas y no alcanzaba a nombrarlas. Me desayunaba con el hastío, comía con la incomprensión y cenaba con la furia. La tristeza envolvía mis sueños. Mi hablar era vacío, y oía sin escuchar un evangelio incomprensible. Habitaba en un pozo de aguas muertas, sin tan siquiera darme cuenta, atrapado en un “hoy” eterno.
… Hasta que llegaste. Acampaste en mi historia. Te plantaste en medio, y gritaste, sin cejar en el empeño, por más que yo pareciese ajeno. Me abriste los ojos del entendimiento, ensanchaste las ventanas al mundo, al otro, a dios. Me incendiaste de Vida, me despertaste al prójimo y entrelazaste mis días con memorias, presentes y esperanzas.
Y al fin vivo, con otros, en esta tierra de resurrección anticipada, antesala de un banquete último donde nuestros anhelos más hondos quedarán saciados.

José Mª Rodríguez Olaizola sj