MARÍA, SEÑORA DEL ADVIENTO


No me fijo ya más
en el acero frío de la crítica,
porque su dureza rápida y atrevida
no sabe nada
del amor que me empuja.
No pierdo el tiempo
intentando acomodar mi respuesta
a lo comúnmente aceptado,
porque no serían ya
ni mi tiempo ni mi respuesta.
No malgasto mis palabras
donde sé que no van a ser escuchadas,
pero las reservo como potente energía
que me llevan a estar
simplemente donde debo estar.
No te negaré más, Señor,
ni me harán renunciar a Ti,
porque eres lo valioso de mi pasado,
el horizonte de mi futuro
y la vida sostenida en mi presente.