EMMANUEL

“Mirad: la joven está encinta y dará a luz un hijo,
y le pondrá por nombre Emmanuel”
(Is. 7, 14)



Te busqué en lo alto de las montañas. Te busqué en la profundidad de mi alma. Imaginé que solo después de muchos esfuerzos te podría encontrar. Pero al leer tu Palabra descubrí que eres un Dios cercano. Eres un Dios que se deja encontrar, que se deja tocar. Y cuando te encuentro, soy yo quien me encuentro. En ti descubro el amor que libera. La libertad que hace crecer, el perdón que tranquiliza. Con tu nombre, Emmanuel, recupero mi propio nombre.