MARTES SANTO

LA MIRADA CERCANA

“Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento” (Is. 50,4)

No hay nada más engañoso que ver las cosas desde lejos, desde arriba, asépticamente. Pero Jesús se acerca a los “infiernos” de este mundo. Se agacha, para llegar allá abajo, adonde están quienes no tienen quién les alce. Jesús aprende a ver con los ojos heridos del inocente golpeado; con los ojos implorantes del hombre abandonado; con los ojos serenos del justo que obra en conciencia; Jesús ve con los ojos cansados de quien pone todo en juego; con los ojos húmedos de quien llora los llantos de este mundo. La mirada cercana te transforma de espectador en protagonista de una historia eterna. La historia de quienes viven tratando de construir el Reino.

Piensa en las cosas, las vidas, las gentes, que ves de cerca. Las lágrimas y las risas que verdaderamente compartes. Mirar de cerca es implicarse, complicarse la vida, fundir un poco tu historia con otras historias, casi con todas las historias, deseando la sanación de cada herida. ¿Qué vidas compartes?